11 jun 2010
Dálmata
Los dálmatas constituyen una raza de perro cuya característica principal es su piel cubierta por manchas, que, a pesar de la creencia popular, no tienen por qué ser negras, también los hay con manchas limón, marrón y posiblemente en otros colores o combinaciones debidos a fallos genéticos.Al nacer, la cría no tiene manchas, y conforme crece, las manchas van apareciendo por todo su cuerpo, este proceso termina en torno al primer año.Debido a su historia como perros para acompañar carruajes, se trata de una raza que requiere actividad y ejercicio. Son veloces corredores con gran resistencia. En ambientes rurales, si se les deja rondar a sus anchas, es probable que den largos paseos y regresen al cabo de varios días. En un ambiente urbano esto es poco recomendable por lo que es mejor contener al animal. Su naturaleza energética y juguetona los hace excelentes compañeros para los niños, de quienes resisten un trato bastante brusco. Sin embargo es esencial que el ejemplar esté correctamente socializado y entrenado en el trato de niños, y a los niños se les muestre la manera correcta de jugar con el animal; como casi cualquier perro, el dálmata es perfectamente capaz de lastimar a un niño, aunque sea un juego inocente, y en particular a niños muy pequeños a los que pueden accidentalmente golpear o tirar.El dálmata es un perro muy sensible que sufre mucho con el maltrato y difícilmente lo olvida, por lo que no se recomienda entrenarlos con métodos negativos. Es también un perro muy sociable que requiere de compañía humana; si ha de dejárselo solo, debe ser entrenado para tolerarlo y evitarle sufrimiento y depresión, o buscarle algún compañero. A pesar de su apego a los humanos, es un perro de carácter independiente, inteligente y capaz de sobrevivir por sí solo.En ocasiones es un perro terco y difícil de entrenar, por lo que es una raza poco apropiada para los principiantes.En general, y a diferencia de otras razas, no tiene el instinto de complacer a su dueño; por su carácter rebelde y juguetón, y ya que se aburren fácilmente, se requiere estímulo constante, uso de premios, y el establecimiento de una correcta jerarquía de manada, técnicas que por lo general sólo están al alcance de entrenadores experimentados.
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